El sol, el verano, el calor y los chapuzones en la piscina están a la vuelta de la esquina, y aunque por lo general solemos asociar estos términos a diversión, también hay que ser consciente de que a veces pueden surgir problemas cuando disfrutamos de nuestra piscina de obra: hay partes del cuerpo que son muy sensibles al contacto con el agua y la humedad, como por ejemplo los oídos. La conocida como otitis del nadador no es grave, pero sí muy dolorosa, y por ello lo mejor es prevenir antes que curar.
¿Por qué aparece la otitis tras la piscina?
Lo que hay que tener claro es que no es lo mismo la otitis de invierno, causada por un catarro o por el frío, que una otitis de verano, que se presenta tras haber pasado demasiadas horas en el agua. Por ello, la otitis de verano se da más en niños y jóvenes, que son los que habitualmente pasan más tiempo dentro del agua. Eso favorece que los hongos y bacterias que habitan en ese parte del cuerpo proliferen, generando una infección que no es grave pero sí dolorosa, que tarda entre 10 y 12 días en desaparecer.
Cómo prevenir la otitis del nadador
Para prevenir la otitis del nadador no es necesario dejar de bañarse (aunque sí es recomendable intentar no sumergir los oídos demasiado), pues con tomar una serie de medidas se puede prevenir que entre agua en el conducto auditivo. Algunos de los métodos más utilizados para prevenir la otitis es evitar que entre agua, mediante el uso de tapones de piscina para los oídos o gorros de natación. Algunas personas prefieren prevenir la infección mediante la utilización de gotas para el oído, pues si los tapones se colocan mal pueden dañar el conducto.
Cuándo acudir al médico
Aunque algunas otitis desaparecen por sí solas a los 10 ó 12 días si se mantienen unos hábitos correctos de prevención en la piscina e higiene, es recomendable acudir al médico si los dolores persisten más allá de ese tiempo.