Estamos en esa época en la que abundan los resfriados provocados por los cambios bruscos de temperatura al salir y entrar del transporte público, del trabajo y de los centros comerciales; los dolores de tripa por entrar de forma demasiado brusca en una piscina de agua helada se dan mucho más de lo que piensas; y los ojos rojos tras salir de una piscina de obra después de haber pasado un buen rato buceando sin gafas son lo más común del mundo. ¿A qué achacamos normalmente la rojez de nuestros ojos una vez que salimos del agua? ¿Se debe al cloro como todo el mundo piensa, o hay algo más? Si tienes una piscina de obra, no debes preocuparte por bañarte demasiado.
Cloraminas, las culpables de los ojos rojos
En cierto modo, el cloro sí afecta a los ojos e incluso a la piel, pues puede provocar irritaciones dependiendo del grado de sensibilidad de cada persona. Pero las principales responsables de que los ojos se irriten después de haber buceado en una piscina de obra son las cloraminas, unas sustancias químicas que surgen debido a la presencia de sudor y orina en el agua.
El oftalmólogo Emilio Dorronzoro lanza la advertencia de que cuanto más tiempo nos expongamos a este tipo de elementos, también crecerá el riesgo a sufrir afectaciones en nuestros ojos, por lo cual recomienda tener en cuenta varias medidas para evitar problemas oftalmológicos. Por ello, debemos limitar el tiempo que pasamos bajo el agua, utilizar gafas de natación cuando nos metamos en la piscina y no olvidar nunca la ducha anterior y posterior al chapuzón en la piscina. El doctor recuerda también que los niveles de cloramina “son más elevdos en las piscinas cubiertas. Y las altas temperaturas y la falta de higiene de los bañistas son dos de los principales motivos por los que la concentración puede aumentar”.