La semana pasada en el blog exploramos diferentes mitos de piscina de los que siempre hemos oído hablar: el famoso pero incierto círculo de la vergüenza que supuestamente aparece cuando alguien orina dentro del agua, y el pelo teñido que, al contacto con el cloro, destiñe o incluso cambia de color. Pues bien, si hay una creencia que es conocida por todo el mundo, desde mayores a pequeños, es el temido corte de digestión en las piscinas de obra. ¿Existen los cortes de digestión de verdad? ¿Son ciertos los rumores de que hay que esperar dos horas después de comer para meterse en el agua?
El corte de digestión en la piscina
Lo cierto es que más de uno estará pensando que después de comer, en más de una ocasión, se ha metido en el agua y no le ha pasado nada. Sufrir un corte de digestión no significa que nada más tocar el agua después de comer una bolsa de patatas se sienta un dolor terrible, sino que más bien hace referencia a los síntomas que pueden aparecer cuando, tras una comida copiosa, sometemos a nuestro cuerpo a un cambio brusco de temperatura, generalmente al frío. Se generan unos cambios en la presión arterial y en la frecuencia cardiaca que pueden provocar malestar general, debilidad, náuseas o incluso la pérdida de conocimiento.
Por ello, el tema de guardar la digestión durante dos horas después de comer tiene partes ciertas y partes erróneas que la gente tiende a malinterpretar: no está prohibido terminantemente bañarse después de comer, pero es recomendable esperar un rato (que no tienen por qué ser dos horas exactas) cuando se ha tomado una comida abundante, cuando las temperaturas son extremas o cuando se sufre algún otro tipo de patología o enfermedad que pueda provocar que el corte de digestión se produzca.